Tipos de Memoria
1. Memoria a largo plazo:
Esta clase de memoria mantiene la información
inconscientemente, sólo se vuelve consiente en el momento que la recuperamos.
Esta memoria tiene la capacidad de almacenar información de forma permanente y
casi ilimitada. Aquí se ubican imágenes, recuerdos de experiencias propias,
conocimientos del mundo, conceptos, entre otros.
2. Memoria a corto plazo:
A diferencia de la anterior, tiene una capacidad y duración
limitada y almacena la información conscientemente. Esta memoria, puede
convertirse en memoria a largo plazo a través de la asociación significativa o
la repetición. Aquí se almacena la información con la que se interactúa con el
ambiente.
3. Memoria sensorial:
3. Memoria sensorial:
Está compuesta por el almacenamiento de toda la información
que fue captada por los sentidos, una vez que el estímulo haya finalizado
4. Memoria semántica:
Imprescindible para la utilización del lenguaje, es la que
retiene los significados de los conceptos (sin importar que no tengan que ver
con vivencias propias) y sus relaciones semánticas.
5. Memoria episódica:
Es la que almacena acontecimientos autobiográficos y que
pueden ser evocados explícitamente.
6. Memoria de reconocimiento:
Como su nombre indica, es la que permite identificar algo
que fue percibido con anterioridad, ya sea personas, objetos o lugares. Cuando
se revive algo ya percibido, el contenido es relacionado con las
representaciones que quedaron almacenadas en la memoria.
7. Memoria declarativa:
Almacena acontecimientos del mundo y personales que, para
que sean recordados, deben ser evocados conscientemente.
8. Memoria procedimental:
Esta memoria almacena un repertorio de destrezas,
habilidades y aprendizajes, ya sean cognitivos o motores (como por ejemplo cómo
manejar un auto, lavarse los dientes, hacer un cálculo, etc.). Estos
conocimientos, al ser automatizados, no deben ser ejecutados conscientemente,
sino que se activan al momento de realizar alguna tarea.
SIGNIFICADO DEL OLVIDO
El olvido es la
cesación de la memoria que
se tenía. Se trata de una acción involuntaria que supone dejar
de conservar en la mente información que ya había sido adquirida.
Por lo general, el olvido suele estar asociado con la falta
de atención o de concentración, y la gravedad de sus consecuencias es muy
variable: no es lo mismo pasar por alto una cita personal que olvidar cerrar la
puerta de un edificio con llave durante la noche. En este sentido, se utiliza
el concepto de aprendizaje interferente para definir la
adquisición de información que
se almacena en el lugar de un recuerdo que aún no se haya consolidado en la
memoria.
Es importante notar que una vez que la información es
interpretada por nuestro cerebro,
no desaparece; olvidar no es perder para siempre un recuerdo, sino
que éste se traslade al plano inconsciente, que ya no sea accesible
voluntariamente o con la misma facilidad que al principio.
Muchas veces, los seres humanos sentimos que estamos
olvidándonos de algo, pero no podemos especificar de qué se trata; para algunas
personas, esta sensación es recurrente, y si no se hace algo al respecto, se
convierte en una molestia, en una traba a la hora de comprometerse con el mundo exterior.
Esto se aprecia muy claramente en individuos que no pueden
salir de sus casas sin revisar varias veces sus bolsos, creyendo que se están
dejando algo importante,
y es una situación que no debería tomarse como una mera anécdota, ya que constituye
una auténtica pesadilla para quien la protagoniza a diario.
Entre las distintas causas que pueden incentivar el olvido,
aparecen los golpes en la cabeza (que pueden causar amnesia), la alteración del
aparato psíquico (por una enfermedad como
la esquizofrenia) y los problemas fisiológicos (como un mal desarrollo del
sistema nervioso).
La mente también puede bloquear ciertos
recuerdos que son dolorosos para el sujeto. De esta manera, pareciera que la persona
ha olvidado algo (como un accidente infantil),
aunque en realidad, lo único que ha hecho su cerebro es dejar dicho recuerdo en
un plano no accesible de modo consciente.
Sin embargo, no todos tienen la fortuna de olvidar
espontáneamente aquellos sucesos que han marcado su vida de una forma negativa.
Hay quienes dicen que el recuerdo es la base de la sabiduría, que nos vuelve
más fuertes porque nos permite aprender de
nuestro pasado para no cometer los mismos errores dos veces; pero los malos
recuerdos no siempre están relacionados con equivocaciones de la adultez, sino
que muchas veces relatan historias de abuso infantil, que nadie en su sano
juicio querría visualizar una y otra vez.
Gloria Fernández
hola! muy interesante la información del blog
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